9 cosas que pasan en el primer carrete de la U

Por Pepe Botella //
Es un carrete muy, pero muy curao, que puede marcar el resto de tu vida universitaria, para bien o para mal.
Todos los que alguna vez estudiaron o estudian en la universidad (válido para CFT e Institutos Profesionales también) saben que la primera junta grupal es un momento clave para conocer realmente a las personas, ya que estarán en su estado más honesto: borrachas.
Así, bajo el efecto de los litros y litros de pilsen, vino y las infaltables piscolas (o lo que sea, ya que es la etapa en que chupamos más que orilla de playa), sabemos quién es buena onda, jugos@, solidari@, califa, peliador/a, barsa, tiern@, vivarach@ y un gran etcétera.
¿Qué situaciones son las más comunes en estos carretes mechones? En Rayuela Corta hacemos un breve repaso:
1) El primer “escándalo amoroso”: En una U suelen darse momentos muy incómodos donde todos se presentan, dicen dónde viven y dan su estado civil. ¿Quién protagoniza el atraque más visible, público y fogoso entre compañeros que recién se conocen? Obvio, el o la que estaba en pareja desde antes.
2) La curadera del “mechón tranquilo”: Para algunas personas el llegar a la educación superior es una suerte de liberación de los padres que son muy estrictos, que no daban permiso para carretear y mucho menos chupar. Son precisamente esas personas, que vivieron una vida alejada del dios Baco, las que se curan raja en el primer carrete mechón. Y como no están acostumbradas al trago, hacen escándalos y/o vomitan a la vista de todos.
3) Se conoce a alguien clave durante toda la carrera: tan importante como tu mejor amig@ o tu compañer@ para hacer trabajos, en este carrete se identifica a una persona muy vital durante los años de estudio. Se trata del compañero que se raja con copete en los momentos vitales, cuando no hay plata y hay más sed que ganas de vivir.
4) La danza de los jotes: En este carrete aparecen unos seres particulares que rondarán en todos los eventos masivos de la carrera. Se trata de los estudiantes más viejos que ven en las fiestas mechonas su oportunidad para enganchar con alguien. Algunos dirán que es porque no se la pueden con la gente de su generación y otros dirán que el amor no tiene edad.
5) La persona que sale del clóset: En las ya mencionadas primeras presentaciones es difícil que la persona gay revele de inmediato su condición, debido a que puede ser incómodo y porque básicamente no tiene por qué contarlo si no quiere. Pero este carrete soluciona las cosas y acelera el proceso: con copete en el cuerpo todo se relaja y la verdad sale a la luz, de manera natural (y borracha).
6) El (pésimo) baile viralizado en redes: El baile es una de las expresiones máximas de felicidad curá. Y aunque todos pueden hacerlo, pocos lo hacen bien y, algunos, son derechamente malos para mover el esqueleto. En estas fiestas no falta el mal intencionado que logra grabar el peor baile de su compañero.
7) Identificas con quién NO volver a carretear: Así como en este magno evento se conoce a ese gran compañero de copas (que se raja con copete), también se detecta al curao jugoso, ese que es violento, escandaloso, pesado… alguien con quién no volverías a hacer un salú ni aunque te pagara las pilsen.
8) El reclutamiento político: En algunas universidades -especialmente las estatales- el carrete mechón es una gran oportunidad para los partidos y colectivos políticos de sumar adherentes. Así, en medio del levantamiento de copas aparecen los debates políticos y no falta el dirigente que justo estaba con su folleto para repartir.
9) Te enamoras, pero no de una persona: En este carrete se suele conocer ese hermoso bar cerca de tu universidad que te acompañará durante toda tu carrera y que te hará tomar en horarios ridículos, faltando a clases o llegando a la sala pasado a pilsen. Es, sin duda, una de las relaciones universitarias más importantes.